Industria vegetal.
“Elegancia” es una buena palabra para definir la serie de obras que Francisco Miranda muestra en la sala de la Fundación Standard Bank.
El origen de sus figuras es evidentemente natural, orgánico y en este sentido me recuerda al Art Nouveau. Al mismo tiempo, una geometría pitagórica se esconde para recordarnos que la naturaleza también tiene eso, lo exacto.
Hubiera empezado por explicar qué es lo que Miranda hace pero es que no es tan sencillo: el equilibro entre lo orgánico y lo exacto que antes mencionaba denota su formación como diseñador, el gusto por lo simétrico por supuesto también. En segundo lugar está la selección de materiales que tiene que ver con el mundo industrial; maderas muy tratadas y espejos. No es posible que un artista haga la totalidad de estas obras en su taller, se necesitan herramientas bastante sofisticadas para cortar espejos con ese grado de detalles. Por último está la propuesta artística, la que a mí más me gusta, la revolucionaria, la que odia etiquetas. ¿Miranda es escultor? No, no son esculturas, pero si tienen una corporeidad. No son dibujos, pero la línea es el componente estructural de la pieza. ¿Son obras abstractas? No, son obras fantásticas. Es imposible no jugar al “¿qué ves vos ahí?” Caras, plantas, selvas enteras, criaturas mitológicas o simplemente formas.
Francisco “Tooco” Miranda muestra piezas únicas, formas que se independizaron de algún diseño o ilustración y se encontraron con un soporte. Si pienso en la historia del arte, me acuerdo de los artistas concretos y sus marcos recortados donde la propuesta era que la obra invadiera la pared. Eso es lo que hacen estas obras, invaden. Lo hacen de un modo tan sutil como una planta, lo orgánico que re aparece como aquello vivo y en constante movimiento.
En algún lugar entre una producción obsesiva y minuciosa, y un mundo mitológico, Tooco inventa un nuevo universo, de un nuevo tipo de células que se mueven muy despacio pero igual invaden. Tal vez existieron hace miles de años, tal vez vivan entre nosotros o tal vez se trate de un futuro próximo.
Mariel Breuer para La Curandera.